Antón ELEJABEITIA CILLERUELO y Ana ARROYO GONZÁLEZ,
Gerencia de AAPP de AENOR
Una de las mayores preocupaciones para la sociedad es la seguridad de los más pequeños ya que los niños se encuentran en un mundo pensado por y para adultos. A este hecho hay que sumarle que los niños carecen de la experiencia necesaria para evaluar los riesgos y cuentan con una inquietud natural de explorar y manipular todo lo nuevo que van encontrando en su camino. Como sabemos, es prácticamente imposible mantener una vigilancia constante o identificar todos los riesgos potenciales que existen mientras los niños juegan y se divierten, por lo que es necesario conseguir que las áreas de juego sean lo más seguras posibles.
Para responder a esta necesidad AENOR ha aplicado la normalización y certificación a estos equipamientos. Las normas deben y pueden jugar un papel importante en la prevención y control de los riesgos, debido a que tienen un potencial único para recurrir a la experiencia técnica para el diseño y fabricación de los equipamientos de las áreas de juego; educar, suministrando instrucciones, advertencias, ilustraciones, símbolos, etc; y difundir las soluciones técnicas más idóneas.
La normativa europea (UNE-EN 1176 y 1177) lleva varios años estableciendo una serie de exigencias en materia de seguridad para evitar accidentes en los parques de juego infantil. Para garantizar su absoluta vigencia han sido revisadas y ampliadas recientemente. Dichas normas recogen los requisitos que deben cumplir los equipamientos (columpios, toboganes, balancines, tirolinas y carruseles) y los materiales utilizados, las dimensiones de los huecos y espacios libres que eviten riesgos de atrapamiento, las distancias y alturas de seguridad, la protección contra caídas y enganchones de ropa y pelo, etc. Además, hacen referencia a los grosores de recubrimiento de las áreas de juego, a los requisitos de la instalación (por ejemplo, en su cimentación), las distancias libres de obstáculos y al mantenimiento posterior del área de juego.