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Una buena separación en origen es determinante para alcanzar los objetivos de reciclaje marcados por Europa y reducir al mínimo los residuos enviados a vertederos.
Cuanto más y mejor se separen los residuos domésticos generados en los hogares, menor será la cantidad de impropios y mayor será la calidad del residuo para su procesamiento.
Una de las estrategias fundamentales en cuanto a la política medioambiental en toda Europa es incrementar el número de fracciones separadas en origen para conseguir una gestión de residuo más eficiente y una mayor recuperación de materias primas. En países como Finlandia, la legislación ya plantea un mínimo de 7 fracciones separadas para las comunidades de vecinos y en el caso de Dinamarca, el número de fracciones se eleva a 10.
En España, actualmente se está extendiendo la implantación de la recogida por separado del biorresiduo, la también denominada quinta fracción o contenedor marrón. En pocos años, la recogida por separado del residuo textil también tendrá carácter obligatorio y ya se percibe un aumento considerable del número de contenedores de ropa usada en las calles de muchos municipios.
La rápida evolución de esta tendencia implica un cambio de mentalidad a la hora de plantear el espacio de acopio de residuos fraccionados en zonas residenciales y urbanizaciones. Se requieren soluciones que permitan amoldarse a los cambios continuos que se avecinan.
Si la solución pasa simplemente por aumentar el número de contenedores en el exterior, se reduce espacio de jardín, zonas de ocio o aparcamiento. En el caso de existir cuartos de basura, estos tendrían que reorganizarse o incluso ampliarse ante las nuevas necesidades.
¿El incremento del número de fracciones supone necesariamente el aumento del espacio que requiere su almacenamiento? La cantidad total de residuo generado no va a ser sustancialmente mayor, sino que deberá depositarse separando correctamente cada tipo de residuo. Dicho de otra forma, lo necesario es crear espacios donde cada fracción encuentre su sitio.