Almudena García Romero. Periodista de la Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Sevilla
Transformar un espacio para llenarlo de vida. Convertir una zona de paso, infradotada, hostil y marginal en un lugar agradable que reclame la presencia de los vecinos para invitarles a disfrutarlo y hacerlo suyo. Cambiar radicalmente su imagen.
Y hacerlo entre todos y para todos, sin más barreras que las de la buena convivencia, sin más límites que los de la velocidad de los vehículos que circulen por el entorno, sin más intimidación que la de los niños corriendo.
Ése era el objetivo que el Ayuntamiento de Sevilla se marcó en la Plaza del Olivo del distrito Macarena, un espacio libre, de forma triangular y de 4.500 metros cuadrados de superficie entre los barrios de la Barzola, Los Príncipes y Parque Norte, convertido poco más que en una explanada de albero salpicada por unos cuantos árboles por la que cortar camino para atravesar de un barrio a otro; un lugar deshilachado, una grieta en el corazón de la ciudad.
Asumir el reto era cosa de la Gerencia de Urbanismo y Medio Ambiente, que se marcó desde el principio dos líneas directoras de esta actuación. La primera, la participación e implicación de los vecinos de la zona en la nueva configuración y usos a generar en el futuro espacio; y la segunda, la accesibilidad universal y la sostenibilidad como principio inspirador y fin último de toda la obra.
Para cumplir con el primero de los propósitos, la operación se enmarcó en el Plan Reaviva, un modelo de actuación impulsado por este organismo hace cinco años para promover la implicación de los ciudadanos en determinadas actuaciones municipales de regeneración urbana. Exactamente, se trataba de involucrarlos en el desarrollo de microactuaciones en espacios públicos dirigidas a dinamizar y recuperar estos lugares evitando su degradación y abandono, a través de medidas medioambientales, de accesibilidad universal y de apoyo al peatón principalmente.
La pretendida transformación de la Plaza del Olivo se acomodaba perfectamente a los principios de esta estrategia municipal, que se han aplicado desde entonces en la realización de unos 25 proyectos de mejora urbana en distintos barrios de Sevilla.
Con la activa participación de los vecinos, se definió por tanto el diseño que tendría la futura nueva plaza. Con la máxima de que se convirtiera al fin en un lugar acogedor y atractivo, en el que pudieran realizarse actividades e iniciativas lúdicas, deportivas, educativas, de ocio y de sensibilización medioambiental, se han definido cuatro áreas específicas y diferenciadas que reflejan todos los aspectos inspiradores de este proyecto.
Cada uno de los nuevos espacios, y todo el ámbito y entorno en su conjunto, ha sumado más zonas de sombra, ha incorporado sistemas sostenibles para atender las necesidades de las nuevas plantaciones, ha eliminado cualquier barrera urbanística y, ha ganado elementos de mobiliario urbano actuales y pensados para los nuevos usos previstos.