Arquitectos: Styl Arkitectura S.L., Lluís Mª Sanllehy Espinàs,
Josep Capó Casasnovas
En enero de 2006, el Ayuntamiento de Molins de Rei, establece el primer contacto con el despacho para estudiar la remodelación del espacio urbano de Ca la Cordia, zona residencial ubicada en el límite sur oeste del núcleo urbano de Molins de Rei. El desarrollo del proyecto, llevado a cabo desde junio de 2006 a enero de 2007, ha sido fruto de la participación ciudadana a través de la comunidad de vecinos de Ca la Cordia, coordinada y liderada por Marta Martorell, y el seguimiento del arquitecto municipal Joan Llunell.
Las primeras propuestas planteadas pretendían eliminar la presencia del vehículo en toda la zona de la plaza, generando así un continuo entre el espacio de Ca la Cordia junto con la plataforma existente de Can Capellans. La presión por parte de la asociación de vecinos en mantener un total de 100 plazas de aparcamiento, reduciendo y condenando el espacio de ocio para el ciudadano. Aún así, y desde la perspectiva técnica, nos resistíamos a pensar que el gran protagonista de un espacio urbano, a caballo entre el urbanismo y el paisajismo, fuera el vehículo. De esta forma se planteó una segunda plataforma justo después de la plaza, que si bien sirve para justificar la premisa del volumen de aparcamiento, su concepción no es tal sino más bien como extensión de la plataforma de la plaza. El hecho es que a día de hoy esta plataforma está cerrada a la circulación rodada ofreciendo un espacio polivalente para el disfrute de los vecinos y demás ciudadanos.
Esta coordinación multidisciplinar juntamente con una buena comunicación con la empresa adjudicataria ha permitido realizar una ejecución fidedigna al diseño urbano planteado en el despacho con el dicho seguimiento, respetando materiales, equipamiento, conceptos y composición del proyecto urbano consensuado.
Descripción de la solución
La remodelación del ámbito urbano de Ca la Cordia se planteó como una operación de transformación de un espacio indefinido, desordenado, convertido en un lugar caótico y sin interés, en un espacio urbano contínuo y potenciador de las virtudes que el lugar en si nos ofrecía.
Este espacio urbano convertido en un nudo de tráfico de vehículos y peatones, de aparcamiento y zonas de descanso, de una arquitectura conformado por los edificios existentes y por los perímetros del límite de titularidad pública, y de un límite topográfico definido por la vía del tren y el parque de Collserola, nos ofrecía unas magníficas panorámicas de la sierra de la Pineda. [leer más… en la edición impresa]