Guallart Architects: Vicente Guallart / María Diaz
Vinaròs es el último municipio al norte de la región valenciana. Durante el siglo XX su crecimiento urbano hizo necesaria la delimitación de su relación con el mar a través de un paseo marítimo que más tarde se transformó en un atractivo para el turismo que se desarrolló en España a partir de los años sesenta. Esta población de hecho, no sufrió los procesos de crecimiento en la periferia ni las consecuencias programáticas de la deslocalización de actividades comerciales propias de los años ochenta, ni la llegada masiva de franquicias o de hoteles turísticos como pasó en poblaciones vecinas. Por eso, es una interesante especie urbana, que en muchos aspectos saltará de los años setenta al siglo XXI.
La reforma de su paseo, que es la interfase entre el centro de la población y el mar, es una gran oportunidad para la iniciativa pública de definir los estándares de calidad urbana que quiere proponer para el crecimiento de la ciudad. De hecho, el paseo marítimo es hoy un lugar de gran vitalidad urbana, ocupado principalmente por el automóvil, que coexiste con restaurantes de comida marinera, un auditorio al aire libre (en el que actúan orquestas, coros o lo utilizan para cines al aire libre), se organizan mercados y eventos a lo largo de todo el año y por el que discurren las personas que se acercan a la playa. Interacción social en estado puro.
La principal decisión adoptada es transformar todo el paseo marítimo en una superficie de uso peatonal, de forma que se pueda extraer todo el potencial turístico y ciudadano latente en aquel lugar. El tráfico rodado será compatible en diversos momentos del día, para tráficos de carga y descarga, y en diversos momentos del año, donde la actividad ciudadana lo permita.
La estructura vial de la ciudad, permite que en su parte más próxima al puerto, se pueda desarrollar la circulación rodada por las vías paralelas al paseo, situadas tras los edificios. Sin embargo, en su parte central y al norte no existen vías paralelas, por eso se ha decidido construir un túnel que permita conectar el final del paseo con el aparcamiento de 250 plazas que se situará bajo la plaza central. Este parking se conectará con otros situados en plazas adyacentes, de forma que se cree una verdadera red subterránea de movilidad rodada que permita acceder desde la periferia al centro de la población con automóvil y aparcar en la proximidad de la playa y del paseo [leer más… en la edición impresa]