Las ciudades escultóricas de Miquel Navarro están llenas de torres y trozos de muros entre los que, como un elemento más de la construcción, aparecen guerreros primitivos y abundantes elementos fálicos. Quienes habitan las ciudades tienen órganos vitales que desbordan sus deconstruidas maquetas.
La exposición que el artista y académico ha expuesto en la galería Capa desde el 13 de diciembre al hasta el 17 de enero), titulada Ciudad y cuerpo es un claro ejemplo de esa doble vida que representan sus conjuntos escultóricos inspirados en las ciudades.
Tres fotografías en blanco y negro de gran formato (185 por 368), dan idea del concepto de ciudad que maneja el artista valenciano. En la primera imagen, un hombre desnudo orina junto a una pared. Las otras dos imágenes reproducen sus clásicas maquetas de asfixiantes megalópolis.
Una docena de esculturas de pequeño tamaño ocupan la parte noble de la galería. Hay imágenes primitivas como el hombre nocturno que recuerda piezas precolombinas o segmentos de la urbe, como Abismos desde el corazón, pero lo que predomina son las obras inspiradas en las formas del sexo masculino, Tranca I o Péndulo grande II. Son piezas que Navarro ha extraído de la ciudad para darles vida propia y retomar con ellas el origen de la civilización.
Pintor y escultor, principios constructores rigen su paisaje artístico caracterizado por volúmenes geométricos que ha investigado también a través del grabado, la escenografía y la fotografía. Desde el pasado 15 de diciembre hasta el 17 de enero, la galería Capa ha acogido la exposición Miquel Navarro “Ciudad y Cuerpo”
La ciudad, su tema más significativo, y la desnudez se mezclan en un juego figurativo de visibilidad/invisibilidad. El legado escultórico de Miquel Navarro se encuentra en plazas y jardines de las principales ciudades españolas, en las más prestigiosas colecciones privadas y urbanizando algunos de los mejores espacios expositivos del mundo, del Guggenheim o el Reina Sofía al Centro Pompidou.
