Arquitecto: Sergio Sebastián
La intervención construye una pieza que recibe al visitante que llega a Daroca proporcionándole una imagen singular en un entorno periférico que nada tiene que ver con la belleza del municipio medieval. El casco urbano de Daroca responde a una situación geográfica en la que, previo a la construcción de la Mina la mayor obra ingenieril del s.XVI en España, las aguas de todo el territorio atravesaban la ciudad y sus murallas por su calle Mayor, un barranco que desaguaba en el río Jiloca. La marquesina se ubica en la prolongación de ese barranco extramuros, estableciendo un nexo con la ciudad antigua a partir de la reinterpretación de las estructuras de balcones y viviendas colgadas que asomaban sobre la calle Mayor. Se trata de una pieza que como homenaje a esta tradición constructiva, se genera a partir de una visión muy estructural y matérica del proyecto.
El proyecto se desarrolla como dos planos muy marcados, suelo y cubierta, que construyen un espacio casi escultórico entre ambos de un confort suficiente como para acoger dentro al usuario en sus momentos de espera, pero que a su vez indique una presencia representativa, icónica e importante de cara al turista podría decirse que de la misma ciudad, sin establecer un elemento excesivamente construido y cerrado, sino más bien una imagen próxima a la de un pabellón de parque, a un elemento de mobiliario urbano. Este pabellón queda configurado por la combinación de tres sistemas distintos:
En primer lugar el funcional, que resuelve en una única pieza la confluencia del tráfico rodado y los accesos y salidas peatonales, como una pieza-alfombra que, levantada levemente del suelo, acoge el trasvase de tráficos, y les da salida mediante leves rampas y peldaños que establecen una solución de continuidad con la acera [leer más… en la edición impresa].