Óscar Martínez. Profesor de Historia del Arte. Escuela de Arte de Albacete
Es difícil no sentir serenidad ante las obras de Juan Pascual García Fernández de Valderrama. Las avenidas madrileñas repletas de anuncios y huérfanas de habitantes; las más modestas calles de Albacete; los reflejos caleidoscópicos en las ventanas de los edificios y en los escaparates de las tiendas y negocios; los detalles escultóricos que, como gárgolas modernas, vigilan desde las azoteas y las terrazas… Todos esos elementos se combinan de manera sabia para configurar imágenes urbanas cargadas de detalles que, sin embargo, nunca abruman al espectador.
La mirada se detiene con regocijo en los pormenores de los lienzos: aquí un rótulo publicitario pleno de colorido, allí una reja metálica primorosamente moldeada y todavía mejor pintada, más allá la textura ajada de una fachada que ha visto pasar décadas.
El amor por el detalle del autor se combina con un trabajo tranquilo y pausado, tan ajeno a este tiempo ajetreado y acelerado.
Capas y capas de pintura se superponen en cada rincón de los lienzos, y el trabajo del pintor acaba asemejándose al de un arqueólogo a la inversa que, en lugar de eliminar estratos de tiempo de la superficie de las ruinas, fuera añadiendo capas de vivencias sobre cada pequeño elemento de su pintura.
De ese modo, el tiempo se densifica en las imágenes de esas ciudades sin ciudadanos, de esas urbes sin urbanitas, de esas calles, vacías de transeúntes pero repletas de recuerdos y memorias.
Juan Pascual García Fernández de Valderrama
Nace el 24 de Junio de 1956 y comienza a pintar desde muy temprana edad. Tanto su abuelo como su padre fueron fotógrafos y él tenía el gusanillo de la creatividad a toda marcha, quería expresar algo que con la fotografía no podía y se convirtió en el retratista del pincel.
A los 20 año expone por primera vez, pero por motivos de supervivencia se tiene que dedicar a su profesión, técnico de producción industrial, casi todo su trabajo se desarrollo en el mundo textil y siendo tan puntilloso en esta profesión como en la pintura, esto le dejaba pocos momentos para desarrollar su vena artística.
Desde los años 80 solo pudo realizar alguna obra suelta y fue en 2016, cuando por motivos de salud se apartó del mundo laboral y comenzó a pintar de nuevo, siendo la colección «Paseo por la Gran Vía» su nueva etapa pictórica.