Arquitecto. Irene Vallbona Mercadé
El Intercambiador de Plaza de Castilla es un punto estratégico de intercambio de medio de transportes. En enero de 2008 se inauguró la parte subterránea con 37 dársenas para autobuses interurbanos. Anteriormente existían en superficie unas pérgolas con dársenas para los autobuses, con entradas en perpendicular a cada una de las islas por lo que el cruce entre peatones y autobuses era sumamente peligroso; además contaba con una cuadrícula de pilares de 4 × 8 y unas cubiertas en zigzag muy aparatosas que hacían de barrera visual y daban sensación de espacio muy reducido además de contar con poca iluminación nocturna por lo cual era un espacio muy comprimido e inseguro.
ORGANIGRAMA
Con el fin de resolver estos problemas, y facilitar y agilizar a los usuarios el cambio de medio de transporte y su confort, se diseña el nuevo proyecto en superficie, que cuenta con una marquesina lineal de 200 metros de largo, y bajo ésta, una isla central con 13 dársenas perimetrales que minimizan el cruce peligroso autobús-pasajero, para los autobuses y 5 bloques con una superficie construida de aproximadamente 1.000 metros cuadrados, para albergar las escaleras mecánicas y ascensor hacia Intercambiador subterráneo y Metro, y diferentes usos complementarios como una sala de espera climatizada, unos aseos para los pasajeros, aseos para los conductores y las conductoras de los autobuses, máquinas vending, una sala de gestión de tráfico, cuartos de limpieza y de instalaciones, unas taquillas con personal para información al viajero, y 9 pequeños locales comerciales incluidas cafeterías todo ello con el objeto de mejorar la calidad del tiempo de espera del pasajero.
INTEGRACIÓN EN LA CIUDAD
Una de las ideas principales era crear una estructura muy muy permeable, que no fuese una barrera entre las dos aceras del Paseo de la Castellana de ahí que se proyectaran 5 bloques separados entre ellos, la marquesina con una altura libre de 5.5 metros, y la de los bloques de 3.2, inferior a la marquesina, para hacer el espacio más continuo. También se minimizó el número de pilares, 18 en total, y además se colocaron vidrios transparentes de tal manera que a través de ellos se pudiera ver la otra acera. En cuanto a la integración en la ciudad en el sentido longitudinal, la marquesina queda integrada en dos espacios muy diferenciados en sus extremos. Por un lado, en la plaza de castilla, muy concurrida y moderna con las Torres Kio y el monolito de Calatrava, y por el contrario, se integra en el barrio del paseo de la castellana entre los edificios de viviendas de la época de Franco.
Además, este intercambiador marca físicamente el inicio del eje de prolongación de la Castellana, obras de vital importancia en el futuro urbanismo del Norte de Madrid [leer más… en la edición impresa]