El faro de Ajo está situado en el cabo de Ajo, en la localidad cántabra del mimso nombre, y se trata del último faro construido en Cantabria, ya que a pesar de proyectarse su construcción para 1907, fue inaugurado en 1930 y era de color blanco, como la mayoría de los existentes en las costas españolas, hasta la intervención este verano de Okuda San Miguel, que lo ha llenado de color, formas geométricas y animales relacionados con la zona.
Okuda San Miguel completó el pasado mes de agosto “Infinite Cantabria”, la intervención artística en el Faro de Ajo que comenzó el pasado día 24 del mismo mes. Para el artista “ha sido una experiencia única, tanto por el reto artístico que ha supuesto para mí como por haber realizado este proyecto en mi tierra”.
La intervención artística, encargada hace unos meses por la Autoridad Portuaria de Santander y el Ayuntamiento de Bareyo, ya es una realidad; y ha concluido con este faro que luce ya con los más de setenta colores que Okuda ha plasmado en las paredes cilíndricas de su torre de más de 16 metros.
El Faro de Ajo se ha convertido en un símbolo único ya que se trata del primera faro intervenido artísticamente en toda la costa española; y se ha hecho de forma que sigue respetando su función primigenia de ayuda a la navegación como señal marítima.
TEMÁTICA ELEGIDA
La temática elegida por el artista para esta localización hace alusión a la riqueza natural de la región a través de la representación de la fauna local y, con sus texturas, a la diversidad cultural de una Cantabria moderna, abierta y conectada con el mundo.
“Infinite Cantabria” supone un hito más en la carrera de Okuda, que coincide a su vez con sus exposiciones actuales en Guangzhou (China) y Los Ángeles (Estados Unidos). Al tratarse del primer faro intervenido por un artista en España, ha generado una reflexión entre un enfoque más tradicional sobre el arte en el espacio público y la visión renovada y más transformadora que promueve el artista.