Fernando Cobo parece un caso claro de esos zurdos de los que se dice con especiales habilidades para las disciplinas creativas. Interesado desde muy pequeño por todas las artes, comenzó a pintar y escribir a la edad de 15 años. Esas dos actividades marcaron poderosamente su infancia y adolescencia. Escribía ensayo y novela y pintaba paisajes campestres inspirado en sus referentes impresionistas: Corot, Pisarro, Carlos de Haes…
El reconocimiento le llegó primero con la literatura. Con 24 años publicó una novela a nivel nacional. Comenzó a colaborar en revistas literarias y esa facilidad para la escritura le impulsó a cursar estudios en Bibliotecomonía y Periodismo. Y aunque quería ser escritor y todo apuntaba a que aquella sería su profesión, la pintura fue tomando fuerza y haciéndose hueco, evolucionando su técnica y temática, seducido por la contemplación de las obras de Antonio López o Richard Estes.
Una buena parte de jóvenes pintores de éxito en la actualidad le deben al maestro de Tomelloso el haber condicionado su visión pictórica, derivándola hacia una temática que hace dos décadas no era tan popular en España: la del paisaje urbano.
La pintura de este artista es ante todo luminosa y limpia. De trazo preciso pero no milimétrico, Fernando Cobo defiende el imperio de la pincelada frente a las tendencias fotorealistas. De igual modo, sus vistas urbanas son por lo general fácilmente reconocibles, decorativas incluso, plasmando en lienzos esas perspectivas tan cotidianas para el viandante urbano, esos edificios, grupos escultóricos y elementos urbanos que confieren de personalidad a cada ciudad.
Se desliga este artista de esas visiones populares sólo cuando se sube a los tejados y azoteas de la gran ciudad, cuando busca ángulos poco accesibles. Es en estas grandes panorámicas donde la obra de este artista cobra mayor dimensión, y no sólo por el gran tamaño de los lienzos. Aun así, siempre hay una constante: la presencia iconográfica, casi magnética, de los edificios más emblemáticos de las grandes urbes.
Pintor incansable y entusiasta, ha retratado ciudades como Madrid, Barcelona, Bilbao o New York en cerca de 250 lienzos desde que en 1996 realizara su primera Gran Vía madrileña [leer más… en la edición impresa]