Marlborough Madrid ha presentado la exposición “Escultura española S. XX-XXI” comisariada por Kosme de Barañano y en la que se revela la evolución que, a lo largo del siglo XX-XXI, experimenta la escultura española. Un recorrido en el que se puede apreciar cómo se trató de sacar a la escultura de los manidos usos del clasicismo para convertirla en un arte moderno y comprobar cómo la evolución la coronan grandes escultores españoles.
La exposición cuenta también con piezas cedidas por instituciones y legados de los artistas, lo que convierte además esta muestra en una ocasión única para ver piezas nunca expuestas hasta el momento. España presenta, sin duda alguna, un buen y espléndido conjunto de nombres en la historia de la Escultura del siglo XX y del XXI y estará abierta desde el 19 de febrero hasta el 21 de marzo.
La exposición comienza con Francisco Durrio (1868-1940), albacea testamentario de Gauguin y del cual tomó también sus ideas que transmitió a un joven Picasso llegado de París. Con él Picasso hizo sus primeras esculturas. Con la pieza “Gran medallóncon fi gura o El sueño de Eva” (1905) se establece el vínculo con el s. XIX . Sus ideas de ver el arte en general realizaron el cambio de paradigma en la escultura española. Se cuenta de manera excepcional con el préstamo de esta pieza por el Museo de Bellas Artes de Bilbao.
La presencia de Picasso (1881-1973) es muy sencilla y exquisita, unos grabados “Suite Volard. Bloch 159” (1968) que reflejan la importancia que la escultura tuvo para él. En la estela de Picasso están Julio González (1876-1942) el dibujo, la soldadura; Pablo Gargallo (1881-1934) el vacío, la musicalidad de lo no dicho; José de Creeft (1884-1982) y también el pintor tardío en su escultura, Joan Miró (1893-1983).
Se reúnen dos piezas clave de la escultura española: el “Picador” de José de Creeft y “El Profeta” de Gargallo. Para completar se presentan 5 autorretratos de Julio González y 8 dibujos de José de Creeft, ninguno de ellos expuestos hasta este momento. En la segunda mitad del s. XX comenzamos con Joan Miró (1893-1983), con “la Femme” (1949) como un exvoto salido de su pintura, como una estela de pintura hacia la tridimensionalidad, al igual que realiza Antoni Clavé (1913-2005) con su “Guerrier Attaché” de 1965. El “dibujo en el espacio” se proyecta en la escultura de varios artistas como Andreu Alfaro (1929 – 2012), y del gran escultor canario Martín Chirino.
De Antoni Tàpies (1923-2012), considerado uno de los máximos exponentes a nivel mundial del informalismo también exhibe una pieza “Peu” de 1991. La importancia de Eduardo Chillida (1924- 2002) se presenta con “Ilarik II” (1954), una estela abstracta en madera.
La fuerza de la madera como material de la escultura no sólo está en Chillida también aparece en las maderas de la espectacular “Biblioteca” (1996) de Manolo Valdés (1942), en la obra de Francisco Leiro (1957) con sus “Lázaros resucitados” (2013), en el “Retablo” (2000) de Koldobika Jáuregui (1959), o en la composición “Salto III” (2006) de Ramón Vinyes (1948).
El contraste de texturas y materiales, donde la sombra es una parte importante de la composición, hacen de la pieza de Cristina Iglesias (1956), suspendida del techo, un foco impactante de la exposición. Jaume Plensa (1955), uno de los escultores españoles con más reconocimiento, también estará presente en la exposición.
Pablo Palazuelo (1916-2007), con su abstracción lineal en “Toltec V” (1987), Juan Muñoz (1953-2001), con su escultura narrativa “Blotter fi gure with Shutter III” (1999), o en la simple soledad de “Figura de mujer. Eva “(2010) de Antonio López, también están presentes en la exposición, así como Miquel Navarro, Sergi Aguilar, Blanca Muñoz y David Rodríguez Caballero.