Han pasado ya 125 años desde que se fundó la compañía Escofet en 1886 en Barcelona, dedicada a la edición y fabricación de mosaico hidráulico y tan sólo dos años después recibió la Medalla de Oro en la Exposición Universal de Barcelona de 1888, y desde entonces se ha convertido en un claro ejemplo de unión entre el arte y la industria. Arquitectos como Antoni Gaudií, Lluís Doménech i Montaner y Alexandre de Riquer, en pleno auge del modernismo, diseñaron para Escofet modelos de mosaicos hidráulicos.
A lo largo de los años se ha consolidado como empresa especializada en el mercado del hormigón arquitectónico, empleando un gran componente de innovación y criterios constructivos que han abierto nuevos caminos en la creación del espacio urbano y la edificación, y la han hecho merecedora de galardones como el Premio Nacional de Diseño en 1992, Delta de Oro en 2001 por el banco Longo Mare, el Delta de Plata en 2005 por el banco Godoy y Delta de Plata para el banco Naguisa en 2007.
No es de extrañar que el gran éxito y prestigio de esta firma se deba a la combinación de tres aspectos fundamentales: la utilización de los mejores materiales; la aplicación de la mejor tecnología en el proceso de producción y el compromiso con el diseño como valor añadido tanto los elementos urbanos como en la edifición.