La sede central del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Madrid acoge, la exposición Leonardo, un homenaje del arte a la ciencia, en la que 10 artistas de Twin Gallery reflexionan sobre distintos aspectos relacionados con las áreas de conocimiento del CSIC. La muestra, que consta de 12 piezas (esculturas, instalaciones, fotografías y vídeo) y que podrá visitarse hasta el 5 de noviembre, tiene como misión “demostrar una preocupación por los problemas de la naturaleza y especular sobre las posibles soluciones a través de diferentes medios de expresión”.
“Leonardo Da Vinci fue un ejemplo de que arte y ciencia van de la mano, se tocan. En primer lugar, por el modo en que ambas disciplinas exploran el conocimiento y los límites de la naturaleza; en segundo lugar, porque comparten la obligación de llegar a la sociedad, a los ciudadanos. Esta exposición que hoy inauguramos nace con el mismo objetivo: acercar a la sociedad, a cualquiera que se adentre en nuestro campus, piezas de arte contemporáneo que, en este caso, beben de la ciencia y su modo de percibir la naturaleza”, asegura Emilio Lora-Tamayo, presidente del CSIC. “Esta exposición partió de una idea que compartimos con el CSIC: que dos disciplinas, arte y ciencia, al parecer tan separadas, establezcan un diálogo. Lo que hicimos fue pedir a algunos artistas de la galería que reflexionasen sobre diversos aspectos relacionados con la ciencia, demostrando su preocupación por la naturaleza y
especulando sobre las posibles soluciones a los problemas compartidos”, destaca Cristina Fernández, directora de Twin Gallery.
Las obras
El joven artista Manuel Franquelo Giner presenta Un miligramo, una iniciativa de colaboración con el CSIC –a través del proyecto Cajal Blue Brain, dirigido por el investigador del Instituto Cajal Javier De Felipe– que rinde homenaje a la vanguardia de lo ínfimo a través de una cartografía de las células nerviosas de un mosquito; además, con la escultura Twisted Gurugú, Franquelo Giner reflexiona sobre los problemas migratorios.
Rosalía Banet presenta en la muestra un retrato del paisaje tóxico en que se ha convertido los distintos hábitats del planeta, representados mediante montañas de gran formato pintadas con colores de algunos raticidas.
Salim Malla participa con Imagine, un péndulo caótico cuyo movimiento es animado por un circuito cerrado de agua, utilizado para demostrar la existencia de Dios. Tito Pérez Mora rinde homenaje en su obra #0 al científico presentando la mesa como recinto/espacio de trabajo e investigación. Por su parte, Gema Álava asemeja en Hexágonos a los artistas e investigadores con las abejas y recalca “lo indispensables que son para el futuro”. Marla Jacarilla, a través de un vídeo, muestra en Los celebrantes la simbología y características de los alimentos.
El escultor Carlos Nicanor participa con las obras Do y Mandatario para mostrar la energía que media entre espacio, cuerpo y obra. Rock me baby, Maputo, obra de Javier Chozas vinculada a los proyectos de cambio global del CSIC, propone una reflexión acerca de la necesidad de sostenibilidad en la explotación de los recursos naturales. Iván Cantos presenta la instalación Arco Iris, una acercamiento a la alquimia relacionada con la «materia humana».
Por último, Rosó Cusó expone la obra Orden versus desordre, cuyas formas geométricas y a la vez irregulares como muchos organismos naturales generan una forma particular de arte que imita la naturaleza.