La céntrica calle Larios en Málaga se convirtió el pasado mes de diciembre en el primer escenario al aire libre de España en el que lucieron con todo esplendor siete esculturas originales de Auguste Rodin (París 1840-Meudon 1917), entre las que destaca la obra más conocida del artista francés, «El pensador», además de la famosa «Los burgueses de Calais».
Auguste Rodin, no sólo revolució el arte de la escultura, que había quedado relegado a tediosa disciplina y reducido a mero monumento conmemorativo sino que también demostró su modernidad apostando por exponer sus esculturas al aire libre.
En una iniciativa conjunta de la Obra Social «la Caixa» y el Ayuntamiento de Málaga, esta exposición inédita se presentó por primera vez en Málaga y luego viajará a Granada y Valladolid.
Auguste Rodin en Málaga reunío siete esculturas monumentales del Musée Rodin de París: El Pensador (que el maestro concibió en un inicio para formar parte del grupo escultórico de La Puerta del Infierno pero que acabó cobrando vida autónoma), y seis estudios de cinco de los seis prohombres que conforman el Monumento a los burgueses de Calais (en el caso de Pierre de Wissant se exhibieron dos estudios monumentales).
La exposición formó parte del programa Arte en la Calle, una iniciativa pionera de la Obra Social «la Caixa» cuyo objetivo es el de sacar el arte de las salas de exposiciones, devolverlo al espacio público y provocar un diálogo con la arquitectura. Nunca mejor dicho en el caso de Rodin, quien concibió sus esculturas para ser expuestas al aire libre.
No cabe duda que el principal objetivo de Rodin era acercar más las obras al paseante, a todo el mundo. Y es que, cuando la escultura «invade» la ciudad, no hay otra razón: cuando Rodin elige colocar el monumental grupo de Los burgueses de Calais sobre un alto pedestal para que la escultura se recorte sobre el cielo, o cuando, por el contrario, lo hace sobre un pedestal muy bajo «para que el público pueda penetrar en la esencia del tema, como en las sepulturas de las iglesias», la intención del artista siempre es buscar la armonía entre el lugar y la representación, pesando en el espectador.