Arturo Berned: Matemática, Espacio, Materia

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Comisaria: Alicia Ventura

Cuando conozco a Arturo Berned, hace ya algún tiempo, se vuelve a encender la sed de la escultura con letras mayúsculas. Me gusta observarlo y ver como lucha por hacerse dueño del espacio, del vacío, de la luz, del movimiento… Aunque, al principio de conocerlo, pensaba que su faceta de arquitecto estaba presente en su manera de esculpir, conforme lo he ido estudiando, viéndolo trabajar y evolucionar, es inevitable darse cuenta que es su faceta de escultor la que en verdad impregna sus edificios.

Acepté la invitación que me hicieron conjuntamente Juan Alfaro y Arturo Berned, de trabajar juntos en este proyecto. Estuve segura que iba a resultar una aventura ascendente, que cada día me sorprendería con una nueva pieza. Ahora les puedo decir que mi osadía no era errónea. Arturo, el escultor, ha encontrado su fórmula.

Arturo BernedAl igual que hicieran Picasso, Julio González o Chillida, Martín Chirino, Sol Lewitt, Naum Gabo, etc. Arturo Berned defiende la recuperación del espacio como tema esencial de la escultura. La incorporación del vacío como forma virtual que completa el modelado de la obra. En definitiva, esculpir el vacío. Una escultura abierta, liberada de masa, que consigue un equilibrio perfecto entre ésta y el espacio, entre el volumen y el hueco.

Y como en todo buen humanista, amante de la estética, del concepto completo y definido, el número áureo o también denominado de oro, es uno de los referentes que encontramos en esta muestra. El escultor atribuye a sus piezas un carácter estético especial, al igual que se le atribuyó un carácter místico en la historia de la arquitectura y la arqueología. Fue el primer número irracional encontrado por los matemáticos griegos. Es un número algebraico descubierto no como unidad, sino como proporción. Una proporción que se encuentra tanto en figuras geométricas como en la propia naturaleza, incluso en el cuerpo humano. Así quedó plasmado en el renacimiento en el famoso dibujo de Leonardo da Vinci sobre el «Hombre de Vitrubio» y las proporciones armoniosas del cuerpo.

Esta fórmula se observa en los estudios previos que el escultor realiza para sus obras. No cabe duda que su estética contiene una mística de la belleza a la manera de Leonardo, Miguel Ángel u otros maestros. En sus obras dialogan el espacio y la luz, la materia y el movimiento. Aquel hallazgo de Picasso o de González de dibujar en el espacio, crear volumen a partir del vacío que sustenta el interior de la pieza, uniendo fragmentos que delimitan el mismo, es patente en su obra con una fuerza como hacía tiempo no había observado. [leer más… en la edición impresa]