Sergio Vila-Sanjuán
El paisaje urbano es uno de los temas por excelencia de la más interesante pintura figurativa actual, y algunas exposiciones colectivas de los últimos años (como «Neovedutismo», galería Marieschi, Monza, 1998, o «Paisajes humanos y urbanos», AT Kearney, Madrid 2000) han puesto de manifiesto sus puntos fuertes de evolución y originalidad, al tiempo que artistas como el alemán Ralph Fleco, el estadounidense John Dubrow o el italiano Jonathan Guaitamacchi se afianzaban como grandes renovadores del género.
En Barcelona este registro pictórico empezó a resurgir, tras algunos decenios de languidez, en los años ochenta del siglo pasado, pero es sobre todo a partir de 1992 que experimenta un fortísimo auge, en parte motivado por la gran renovación de la ciudad realizada con motivo de los Juegos Olímpicos.
Albert Vidal es un pintor de nueva generación, que ha contemplado este proceso de renovación urbana y lo ha ido recreando mientras se formaba artísticamente, y por tanto lo tenía muy bien asimilado cuando ha vuelto a plasmarlo como pintor maduro. Es un creador sintético, que combina el gusto por la buena pintura con la atracción continuada por los elementos estructurales y una visión muy minimalista de las cosas. Trabaja de forma serial, y ha realizado interesantes trabajos sobre detalles de trazado y la señalización de las Rondas barcelonesas, así como una sugestiva revisión postindustrial del clásico tema de las marinas.
Para su última serie, Vidal ha querido desmarcarse de una rutina clásica del paisaje urbano, la que estructura el cuadro sobre la división de tierra y cielo, y para ello subió a una avioneta y disparó su cámara fotográfica desde el aire sobre Barcelona [leer más… en la edición impresa]