José María Larragueta Pérez. Ayto. Donostia-San Sebastián, Servicio de Vías Públicas-Alumbrado
1. INTRODUCCIÓN
Cuando proyectamos una instalación de alumbrado para un entorno urbano partimos de unas pautas de diseño basadas en la eficiencia energética, buscando alumbrar un entorno según normativa con el menor gasto energético posible. Es habitual que en el proyecto no se considere el entorno donde se sitúa la instalación, sin considerar posibles apantallamientos, por ello, en la instalación real se producirán afecciones que alterarán las condiciones lumínicas de proyecto.
Cuando se expone el tema del proyecto de alumbrado público desde la perspectiva de la eficiencia energética, únicamente se suelen considerar aspectos como el rendimiento de las luminarias, la temperatura de color o la capacidad de regulación [1][2]. Por otra parte, el Reglamento de Eficiencia Energética de Alumbrado Exterior y sus instrucciones técnicas complementarias (REEAE) [3], máximo referente actual, se limita a analizar el aspecto energético, regulando los niveles y asegurando el correcto rendimiento de los elementos de la instalación. En ninguna de la documentación técnica o normativa relacionada con la eficiencia en el alumbrado público se menciona aspecto alguno sobre afecciones del arbolado, a lo sumo, se menciona que debe realizarse un análisis de la integración del alumbrado en el entorno [4], pero sin analizar el problema en ningún caso, ni desarrollar metodologías de trabajo.
En la práctica, los responsables del diseño de alumbrado público nunca han considerado las pérdidas por arbolado desde la óptica de la eficiencia energética. Hasta la aparición del REEAE, ante la posibilidad de apantallamientos, en muchos casos se aumentaba los niveles en proyecto, mientras que en otros se optaba por instalaciones sobredimensionadas en cantidad de puntos de luz. En el caso de los responsables de mantenimiento, ocurre lo mismo, inclusive con la aparición del reglamento, ya que en la mayoría de los casos deben solucionar el problema desde la instalación real.