El adoquín cerámico es una pieza rectangular destinada a la pavimentación de suelos que, como suele ocurrir con la gran mayoría de piezas que tienen como materia prima la arcilla cocida, se utiliza desde hace siglos. Por supuesto, el material ha evolucionado notablemente y ha complementado sus cualidades estéticas con avanzadas prestaciones técnicas. Por sus características, el adoquín cerámico es un material de sencilla colocación y que requiere un mantenimiento mínimo posteriormente, lo que también supone un ahorro. combinadas con una sencilla colocación y un mínimo mantenimiento.
La revolución «klinker»: el adoquín gana valor añadido
Desde hace unos años, el adoquín cerámico se ha empezado a fabricar en calidad «klinker» lo que le otorga todavía una mayor resistencia mecánica y también mayor capacidad para soportar temperaturas por debajo de los 0 grados.
El adoquín «klinker» se fabrica a partir de arcillas de gran calidad que, al ser cocidas a altas temperaturas, forman un material con baja absorción de agua, mayor densidad y gran resistencia a la rotura.
La revolución «klinker», fruto de las inversiones de los fabricantes en innovación y mejora de producto, ha contribuido a perfeccionar técnicamente el adoquín sin alterar su naturaleza cerámica, que le confiere prestaciones excepcionales en cuanto a durabilidad, reutilización y permanencia del color, principalmente.
Considerando las diferentes ventajas mencionadas: bajo mantenimiento, mano de obra y herramientas de bajo coste, elevado valor residual por la posibilidad de reutilización de los adoquines, período de vida útil, etc., se obtiene un pavimento óptimo desde el punto de vista coste-rendimiento. Así, los pavimentos de adoquín cerámico suponen una inversión rentable y duradera, de alto valor añadido.